Microorganismos como las bacterias y los virus pueden infectar cualquier parte del cuerpo, incluida la piel. Las infecciones cutáneas están muy extendidas entre la población. Es muy probable que tenga algún familiar o amigo que se haya quejado de una infección cutánea al menos una vez en su vida.
La piel es esencial para protegerte de las infecciones. Tiene una flora normal, que son bacterias naturales de su cuerpo que ayudan a protegerlo de las infecciones. Cuando la piel está infectada, puedes ser susceptible de sufrir infecciones por otros microorganismos.
Las infecciones cutáneas pueden ser bacterianas, víricas, fúngicas o parasitarias. El impétigo y la celulitis son infecciones bacterianas comunes, mientras que las infecciones fúngicas de la piel incluyen las infecciones por hongos y el pie de atleta. Del mismo modo, las verrugas y las infecciones por herpes virus son las infecciones víricas más comunes, mientras que los piojos y la sarnason las infecciones cutáneas parasitarias más frecuentes. Las infecciones cutáneas bacterianas son las más frecuentes en comparación con el resto. Cada tipo de infección cutánea tiene unos síntomas característicos. Algunos son leves y fáciles de tratar en casa con medicamentos de venta libre, mientras que otros pueden requerir prescripción médica.
Muchas personas creen que las infecciones de la piel suelen ser contagiosas, lo que implica que el contacto piel con piel con una persona infectada garantiza una infección. El contacto piel con piel puede ser directo o indirecto al compartir objetos personales como toallas y ropa. Aunque esto puede aplicarse a ciertas infecciones cutáneas, no es cierto para todas las infecciones. Las infecciones cutáneas, como el acné y la dermatitis, comúnmente conocida como eczema, no son contagiosas. Sin embargo, infecciones como la tiña, el molusco contagioso y la sarna son contagiosas. Por lo tanto, hay que tomar las debidas precauciones cuando se convive con una persona con estas afecciones para evitar la infección.