El eczema hace referencia a un grupo de afecciones que provocan el enrojecimiento de la piel, el picor y la inflamación. Dependiendo de la causa de la irritación, puede padecer dermatitis atópica, dermatitis de contacto, dermatitis por estasis, eczema numular, eczema dishidrótico o dermatitis seborreica.
Independientemente de su nombre, la enfermedad es común y manejable. Más de 30 millones de estadounidenses padecen algún tipo de eczema.
Las cremas hidratantes son la mejor forma de protección para la piel. Las personas con eczema tienen una barrera cutánea dañada, lo que las hace más vulnerables a las bacterias, los alérgenos, los irritantes y otros invasores similares. Además, la piel dañada no puede retener el agua con tanta facilidad, lo que provoca picores y sequedad. Se trata de un conjunto de circunstancias propicias para un brote de eczema.
Las pomadas son otra opción habitual para tratar el eczema. No arden cuando se aplican debido a su alto contenido en aceites. También son muy buenas para hidratar incluso la piel sensible, conservando su humedad. Si una crema hidratante o una crema de leche irritan tu piel, entonces busca una pomada para aliviarla.
Las cremas son la siguiente mejor opción después de los remedios naturales y las pomadas. No contienen tanto aceite como las pomadas, por lo que no son tan grasientas al tacto. Ten en cuenta los conservantes o ingredientes estabilizadores que pueden provocar irritación. Si probar diferentes cremas no parece ofrecer ningún alivio, es posible que tu piel sea demasiado sensible para ellas. Considera la posibilidad de cambiar a una pomada o a un tratamiento natural.